Hay costumbres
que se van instalando lenta y disimuladamente en nuestra vida de pareja,
que incluso pasan desapercibidas, pero que tienen un efecto devastador a medio
o largo plazo, ¿no te parece?
Hagamos un ejercicio. Examina durante un minuto tus
relaciones íntimas, ¿crees que tu pareja y tú mantienen algunas costumbres que
pueden estar perjudicando sus relaciones sexuales?
Quizá estés pensando “bueno,
después de varios años con la misma pareja, es inevitable tener algunos hábitos
y rutinas, aunque acaben un poco con la pasión”. Sí, te doy la
razón hasta cierto punto, el simple transcurrir del tiempo hace que automatices
muchos de tus actos, incluidos los sexuales.
Lo hacemos inconscientemente, de ahí que la primera
sugerencia sea precisamente tomar conciencia de cuáles son y del peso que
pueden estar teniendo en la bajada
de satisfacción sexual.
Considera que la pasión no desaparece por sí sola,
a veces nosotros la mandamos a volar, y otras la dejamos atrás pasivamente,
como cuando no contestamos una llamada insistente, que al final se cansa y
desaparece.
Por
ello, te propongo considerar eliminar algunos posibles hábitos que contribuyen
a dañar nuestras relaciones sexuales.
Acostarse separados.
Es cierto que la pareja se compone de dos personas
distintas con sus horarios de trabajo diferentes, sus disparejas aficiones (por
que naturalmente no deben coincidir siempre), sus costumbres y sus diversos
rituales cotidianos.
No me malinterpretes, es absolutamente normal y saludable destinar la ultima hora del día a actividades que nos guste hacer en soledad, como leer, ver televisión, usar el computador, etc. Sin embargo, hay que vigilar que esto no se convierta en una costumbre rígida e inamovible, que nos haga llevar dos vidas en paralelo, y que al final del día nunca coincidamos con nuestra pareja, ni siquiera en el momento de acostarnos, y se forme un hábito el acostarse a horas diferentes, lo cual obviamente, a medio y largo plazo, pueden deteriorar nuestros encuentros sexuales.
También es posible que prefiramos dormir separados, quizá es mas cómodo! y esta bien, colchones diferentes en una misma cama no es lo mismo que camas o habitaciones separadas.
Engañar o fingir los gustos sexuales.
Ya es habitual que incorpores ese elemento negativo
como es fingir u ocultar algo, porque ¿Cómo decirle ahora que cuando te toca
ese punto no sólo no te gusta, sino que te da una sensación desagradable? ¿Cómo
decirle ahora que esa posturita ya no te apetece? ¿Cómo comunicarle que no te
gusta nada que te bese ahí?
Pues hablando, sí, hablando. No hace falta que
interrumpas bruscamente la relación íntima y te sientes a dar un discurso.
Busca un momento neutro donde ambos puedan hablar de cambios positivos en su vida
sexual.
Empezar siempre la relación sexual en horizontal.
Sí, entiendo que posiblemente ya llevan algunos
años juntos, y es bastante cómodo estar tumbados y tener sexo, pero: ¿es
necesario que siempre el sexo comience mientras están tapados con el edredón y
con el pijama poco sexy de siempre?
¿Dónde ha quedado lo del desnudarse mutuamente de pie mientras se van mirando y, de paso, con alguna ropa un poco más atractiva a la vista y al tacto?
Que vivan juntos o que lleven años juntos, no es
excusa para que se hayan acostumbrado a omitir este paso que es fundamental
dentro de la seducción.
Ir directo al grano.
Esta puede ser una modalidad válida para algunas
ocasiones, pero transformarla en hábito es empobrecer las relaciones sexuales,
privándolas de todos los matices que añaden los juegos precoitales.
La sexualidad es mucho más que la genitalidad, y todos los juegos previos a la penetración conceden el espacio necesario para el despertar del deseo y los sentidos.
Olvidarse de los juegos de seducción y conquista.
Tener relaciones sexuales con una pareja estable no
es excusa para eliminar el componente de seducción y de conquista en la
intimidad. No des
por hecho que la atracción sexual se mantiene sola de por
vida, no, hay que alimentarla y cuidarla.
Regálate la oportunidad de mejorar tu vida sexual y por ende tu bienestar en pareja, y si te es difícil, aún con estas sugerencias, recuerda que siempre puedes acudir a un sexólogo para que te guie en esa búsqueda de bienestar, será un placer ayudarte. Sígueme en redes @sexologagiovanacueva y pide una cita.
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