martes, 28 de abril de 2020

Errores frecuentes de la comunicación en pareja.




En terapia me he encontrado con muchas parejas que se encuentran en muy mal estado emocional, y ahondando en los desencadenantes he podido encontrarme como principales precursores a los siguientes siete errores de comunicación en la pareja.

Asumir que a más comunicación, mejor.




Cantidad no significa calidad. Es decir, hablar mucho no implica que haya buena comunicación. Por ejemplo podemos hablar varias horas de temas irrelevantes, triviales y eso no significa que se esté fortaleciendo la comunicación con la pareja.

Es importante como primer paso, encontrar una forma de conectar con la pareja, ya que de lo contrario la comunicación podría generar confusión, desacuerdos e incluso resentimientos.

Y como conectamos? Reconociendo y valorando los esfuerzos que hace tu pareja, el tiempo compartido, las actividades compartidas, escuchando, siendo empáticos, dejando actitudes tales como ponernos a la defensiva constantemente.


Oír  pero no escuchar




Comunicarse es hablar, pero también escuchar. Si te embarcas en un monólogo en el que solo cuenta lo que tú dices, no estás practicando la comunicación en pareja, porque eso es cosa de dos, en donde ambas partes expresan sus puntos de vista, aunque estos no coincidan. Y seguramente oyes a tu pareja pero, ¿realmente la escuchas?.

Recuerda, escuchar activamente implica realmente entender el mensaje que nos expresa la persona que habla, para así poder ser capaces de empatizar (ponernos en su lugar) y comprender sus emociones.


Insistir en asuntos que no tienen solución





En ocasiones, uno o ambos en la relación no están dispuestos a renunciar a ciertos temas y se continúa repitiendo una y otra vez situaciones que no tienen solución. A pesar de que esto no conduce a ningún diálogo constructivo, se insiste en llevar las conversaciones a un callejón sin salida. Nada se resuelve, y esta frustración deteriora y debilita a la pareja porque se convierte en un patrón en el que terminas agotado/a.

Un ejemplo es querer o esperar que el otro cambie, y hacer depender el bienestar de la relación de ese cambio.


Una comunicación sana, implica señalar aquello que nos molesta, sin imponer ni querer cambiar al otro/a. implica respetar los límites de nuestra pareja de la misma forma que establecemos y hacemos respetar los nuestros.

Suponer lo que tu pareja piensa o siente.




Muchas veces tendemos a creer que conocemos a nuestra pareja tanto como a nosotros mismos, y por ello consideramos que somos capaces de adivinar qué es lo que siente o piensa. Por ejemplo suponemos cuáles son sus intenciones, o suponemos los pensamientos ocultos.

Presuponemos muchas cosas y perdemos la oportunidad de conocernos mejor, de evitar malentendidos y evitar tentativas de control.


Pretender que tu pareja sepa lo que piensas o sientes.




Del mismo modo que no puedes asumir que siente o piensa tu pareja, no puedes esperar que tu pareja sea capaz de conocer lo que sientes y piensas.

Los miembros de una pareja son dos seres diferentes, con sus propios puntos de vista, visiones del mundo, sentimientos, experiencias, deseos y expectativas. Por lo tanto si deseamos que nuestra pareja conozca lo que pensamos o queremos, necesitamos comunicarlo de forma efectiva, expresando el cómo y por qué, de este modo estaremos estableciendo las bases de una comunicación saludable.


Verdades a medias.




No necesitas decir una mentira para engañar a tu pareja, ocultarle información importante también es engañar. Cuando te callas ciertas cosas, cuando dices verdades a medias, impides que tu pareja conozca la realidad de la situación y, por tanto, no puede evaluar ni decidir.



Hablar cuando es demasiado tarde.




Uno de los fallos de comunicación más tristes es hablar demasiado tarde. Cuando no te atreves a decir lo que sientes, lo que te lastima, lo que no te gusta, lo que piensas, y llevas muchos tiempo callado/a , posiblemente intentando no aceptar esa realidad, o posiblemente para intentar no hacer daño, las razones puedes ser muchas, el resultado es que el silencio va generando daños que pueden ser irreversibles.
Si uno o ambos en la relación huyen al conflicto, es probable que se repriman emociones con la finalidad de agradar a la pareja. Y si bien esto puede generar una tranquilidad temporal, a la larga gradualmente va deteriorando la relación.


La mayoría de los errores de comunicación se deben a miedos, suposiciones sobre el otro, o irrespetos hacia nuestra pareja como persona independiente. Estos errores pueden diluirse a través de una comunicación efectiva y saludable, basada en la empatía y el deseo de comprender y conocer realmente a nuestra pareja.




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